jueves, 23 de diciembre de 2010

"No ha aparecido nadie que me lleve a tres metros del cielo"


A pesar de sus 24 años, Mario Casas se encuentra en la cúspide de la fama y, cada paso que da, es seguido por miles de adolescentes que caen rendidas a sus pies enamoradas tanto de su seductora sonrisa como de una sencilla forma de ser que ha querido compartir con nuestros lectores en una exclusiva entrevista concedida durante la promoción de 3 metros sobre el cielo. Una película que protagoniza junto a María Valverde y gracias a la cual ha logrado una de las mayores taquillas del cine español de este año donde, el nombre del actor gallego, es sinónimo de éxito asegurado.

-¿Qué le parece despertar las pasiones que despierta a su paso?
-Uff… Es alucinante. De esta forma, es la primera vez que me pasa. La acogida está siendo maravillosa.

-¿Puede uno emborracharse de éxito?
-(Señala a una cerveza) No, en todo caso, con esto… (risas). Verás, estoy acostumbrado porque, en su momento, con Hugo Silva y Los hombres de Paco, ya me sucedió algo parecido. La "peli" está creando un fenómeno. Me llegan muchísimos mensajes felicitándome y comentándome cosas increíbles.

-¿Se sabe, cuando uno apuesta por un trabajo, que va a funcionar?
-No. Depende, para empezar, de que te guste el personaje. El resto ha sido por Fernando González, el director, que me escogió y confió en mí. Lo respeto, me llena y estoy encantado. Escojo los papeles que me motiven y, en este caso, aunque parezca algo comercial, la historia tiene mucho trasfondo, con un principio y un final.

-¿Es usted romántico?
-Sí. Me encantan Romeo y Julieta, Grease… Soy romántico y antiguo por la educación de mis padres y por lo que he vivido en casa. Se conocieron con la edad de estos chicos y continúan enamorados. En Madrid les dediqué el rodaje.

-¿Qué es el amor para Mario Casas?
-Todo. Es estar feliz, ilusionado. Más o menos como en "3 metros…". Estamos tocando la fibra de los espectadores.

-Pero eso no contesta a la pregunta que le estaba haciendo… ¿Tiene a quien querer?
-(Sonríe). Siempre. A mi familia, por ejemplo (risas).

-¿Le hacen ellos algún comentario al respecto de su carrera?
-Pues se sorprenden y se sienten orgullosos. Les debo todo y, para mí, devolverles lo que puedo dar profesionalmente, es mi mejor recompensa.

-¿Se considera objeto de deseo?
-(Piensa) No. Suena mal eso… No sé cómo explicarte… Me parece maravilloso que se genere tanta expectación y estoy encantado con que me sigan las niñas pero, en ese punto, no puedo ser objetivo.

-Cambiando de asunto, ¿cuáles son sus planes para Navidad?
-Me iré a Barcelona con mis amigos y, luego, a Galicia con los míos. Soy gallego hasta la médula.

-¿Cariñoso, por tanto?
-Sí. Nos cuesta un poco demostrar los afectos pero, cuando te entregas, lo haces del todo. Es cuestión de educación.

-¿Alguna petición para los Reyes?
-Salud, felicidad y suerte.

-¿El corazón no le interesa?
-Bueno, me preocupa más que esté todo el mundo bien. Eso surge de un momento a otro y yo estoy bien. No ha aparecido nadie que me lleve a "tres metros del cielo".

-¿Entiende el interés que su vida privada despierta?
-Claro. Yo lo que hago es trabajar. Me han sacado fotos en diferentes situaciones y, mientras no hagan daño… Si respetan, yo respeto. Es lógico si eres público.

-También le hemos contemplado desnudo… ¿Da pudor eso?
-Verás, en "3 metros", al ser un equipo reducido, no tanto pero, cuando hay muchos mirando, sí que te da vergüenza. No lo llevo mal pero da corte. Luego, en reportajes, hago lo que quiero. Si las fotos son chulas, doy enseguida el visto bueno pero, gratuitamente, no.

-¿Proyectos?
-A finales de Enero tengo El barco y, por otro lado, algunas propuestas para cine como la segunda parte de esta película que, en Agosto, tiene los ensayos. Se llamará Tengo ganas de ti y me hace muchísima ilusión.

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